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sábado, 1 de octubre de 2011

SALMO 23

Mensaje radial.

Muy buenas tardes apreciados hermanos y. amigos que dominicalmente sintonizan programa “De corazón a .corazón” que con todos los deseos y con todo el amor cristiano lo preparamos para ayudarle a encontrar el camino correcto hacia Dios. Quisiera llamarles la atención sobre un Salmo hermosísimo de la Biblia y a la vez que hermoso es el salmo que podemos catalogarlo como la porción más leída de la Biblia, la porción que más aliento y esperanza ha traído al hombre a través de los siglos. Junto a esto podemos decir que contiene enseñanzas hermosas aplicables no solo para el tiempo en que se escribió sino también para nuestros tiempos actuales en que vivimos. Me refiero al Salmo 23.

Cuando David compone este Salmo no hace otra cosa que basar sus palabras en su propia experiencia pastoril y nos presenta a Dios como el Buen Pastor. El mejor y más compasivo y cuidadoso de todos los pastores manifestando hacia sus ovejas todo el cuidado y amor paternal que ellas necesitan. Cuando hablamos de ovejas nos referimos no solo a aquellos que ya hemos conocido el camino del evangelio, sobre los cuales Jesucristo se ha constituido como El Buen Pastor, sino también a aquellas ovejas que Jesús tiene fuera del redil a las cuales conviene traer. Ovejas que como tú amado amigo y amiga que me escuchas, estás vagando por el desierto de este mundo, a expensas de morir de hambre, de frío o ser devorado por las fieras, Sin saber que hay un lugar seguro para ti y un pastor que te quiere hacer participante de todos los beneficios que se derivan del hecho de estar dentro de su redil. Este salmo tiene para ti lo que nosotros estamos experimentando en estos momentos junto con Jesucristo.
Lo primero que el te brinda es CUIDADO. "Jehová es mi pastor y nada me faltará”.
Vivimos en tiempo de mucha inseguridad. Solamente tenemos que ver y oír las noticias, o ir a un hospital o simplemente salir a la calle para darnos cuenta de la inseguridad en que vivimos. Cualquier cosa, cualquier lugar puede cons­tituirse en el motivo de una desgracia inesperada para el hombre. Recordemos este caso reciente que ha conmovido a todo el país sobre la muerte de la azafata del avión que volaba en el norte del país subir las escalerillas del aeroplano para continuar su trabajo diario. Lo menos que imaginaba que el peligro le acechaba para tronchar su vida joven. Sin embargo inesperadamen­te el peligro se hizo una realidad que desembocó en algo trágico. Con esto no quiero infundir miedo o temor, ya que al fin y al cabo usted mismo es testigo diario de infinidades de sucesos trágicos que acontecen de norte a sus y de este a oeste.

Pero es precisamente, en medio de un mundo que no ofrece la seguridad necesaria para la subsistencia, Jesucristo se presenta an­te nosotros con nuestro Pastor, como nuestro Buen Pastor, brindándonos todos los cuidados que Él prodiga a todas los que le siguen.
Este cuidado desplegado por Cristo a sus ovejas está basado sobre bases sólidas. Si usted puede leer en el cap. 10 de Juan se dará cuanta que su cuidado se basa sobre el hecho de que somos propiedad de él, y él cuida de lo suyo. El mismo Jesús dijo: "Y cuando las ha sacado fuera las propias (refiriéndose a las ovejas) va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz". En el v. 14 hay otras palabras hermosas, Jesús dice: "Yo soy el buen Pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”. El habla de sus ovejas, él nos dice que él conoce sus ovejas y mucho mas, él dio si vida por sus ovejas. Por estas causas el cuida su redil. ¿No te parece que es mejor estar dentro de la seguridad de un redil confortable con Jesucristo como pastor que vagar por tu desierto a expensas de tu propia suerte?. El te brinda cuidado.

En segundo lugar el te brinda sustento. “Nada me faltará, en lugares de deli­cados pastos me hará descansar y junto a aguas de reposo me pastoreará”. ¿Será esto verdad?. Si lo quieres comprobar, cambia tu desierto incierto por el redil del Señor. Me parece, amigo, amiga que me escuchas que las soluciones que da Cristo son las mejores que las que da el hombre. En medio de la situación caótica en que el mundo vive, y nosotros dentro de este mundo, presionados por la falta y la escasez, tenemos una promesa de sustento. Queremos decirte y testificarte que todos los qua hemos constituido a Jesucristo como nuestro Pastor hemos podido experimentar en nuestras propias vidas la realidad del cumplimiento de las palabras de Dios que dicen: "No habrá justo desamparado ni su simiente que mendigue pan”
¿Cómo se las vale Dios para suplir lo que sus hijos necesitan para su sustento diario? No lo sabemos. ¿Cuales son los mecanismos que él utiliza para resolver cada situación embarazosa? No las conocemos. Pero una cosa si conocemos y sabemos y es que él nos suple en medio de las crisis por muy agudas que sean.

En ocasiones escuchamos á hermanos testificar. que cuándo más difícil estaba la situación y cuando el problema parecía insoluble, inesperadamente, y de donde menos pensaron, allí Dios proveyó para la solución, proveyendo para las necesidades y sustento diario. Esta experiencia puede ser tuya también, pero tienes que cambiar tu desierto árido por el redil de la abundancia que te .ofrece Jesucristo.
En él v. 3 Jesús te brinda ánimo y dirección: “Confortará mi alma, me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. Confortar quiere decir “dar vigor, espíritu y fuerza” “Animar, alentar y consolar al afligido”. La vida secular imprime en el hombre una huella de impotencia extrema al enfrentarse a desafíos que están fuera de su dominio. Esto produce un estado de impotencia, y desolación que afecta su vida afectiva y volitiva. Algunos se sienten tan desolados que no ven por otra puerta sino por la “puerta fácil”, la muerte. Se quedan sin fuerzas espirituales de tanto luchar y nunca alcanzar. Otros, en medio de la desesperación de la enfermedad, se rinden, se encierran en sí mismo sin dar oportunidad para cura. Las deudas, a causa de la falta de trabajo, o de un trabajo no remunerado, hace caer a algunos en un estado de depresión tal, que se tiran, se frutan y se anulan.

Cuando David escribió estas palabras estaba mirando hacia la problemática mas grande que cada ser humano tiene que enfrentar al final de su vida: “Aunque ande en valle de sombras de muerte”. Su confort provenía de la promesa: “Tú estarás conmigo, tu vara y tu callado me infundirán aliento”.
Su Pastor inspiraba en él un grado tal de fuerza y energía espiritual, que ni aún la muerte iba a alterar su estado anímico. Job pudo dar crédito de esta experiencia, cuando en medio del rigor la prueba él decía: “Aún cuando esta mi carne sea deshecha, aún veré tu gloria”.
Hay muchas promesas de Parte del Buen Pastor en relación a esto. Promesas que se hacen reales en la vida de cada de sus seguidores de tal forma que pueden, no solo enfrentar la prueba sino alcanzar la victoria sobre ella. Porque el Dios es “nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.

Por otra parte vivimos en medio de un mundo desorientado. Las gentes corren de allá para acá y de acá para allá, pero ellos mismos no saben a donde van. El hombre se ha trazado su propia senda, sin embargo ellos no saben cuál será el final de esa senda. Cuando miran al futuro, los cubre una nube de incertidumbres y desconfianza y, en medio de su desorientación, se aparecen los “hombres brújulas” para marcarles el rumbo por el cual deben andar y como consecuencia los introducen en la mas frígida de las situaciones cosechando una vida congelada.

El que ha entrado en el redil del Señor tendrá siempre la asistencia de aquél que dijo: “Yo soy el Camino”. Él se mostró como el camino, el único, porque él sabía que aquél, que no era el pastor de las ovejas le mostraría al hombre desorientado un desierto, que aunque amplio, les acarrearía la reseques y muerte espiritual.
Jesús, hablando de las dos sendas dijo: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que van por él, pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida y pocos son los que la hallan”
La senda por la cual te conduce el Buen Pastor, es una senda que te lleva a “lugares de delicados pastos y a aguas de reposo”. Con esos pastos y esas aguas podrás satisfacer tu hambre y sed espiritual, sabiendo que, al “final del día”, te conducirá al descanso del “redil”: “En la casa de Jehová moraré para siempre”.



Esta es la esperanza de la oveja, disfrutar, finalmente, del descanso del redil.


¿No quisieras tú dar el paso de fe y entrar por la puerta: Jesucristo?




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