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sábado, 1 de octubre de 2011

DIOS DEFIENDE A SUS HIJOS


Mensaje radial Salmo 54

Hay principios en la Biblia que son inalterables y cuya vigencia es permanente. Pudiéramos decir que son axiomas espirituales aplicables para toda ocasión y todos los tiempos. Uno de estos principios es la realidad de que Dios esta siempre al lado de sus hijos para prestarle la ayuda y la defensa que ellos necesitan.

Son múltiples las promesas de parte de Dios que nos ayudan y dan confianza y la seguridad que en nuestro andar diario en la vida cristiana no estamos solos ni desamparados. En la Biblia leemos palabras de Dios tales, como: “No temas porque yo estoy contigo, no te dejaré ni te desamparare, te sustentaré con la diestra de mi ju3ticia”. “El ángel de Jehová esta alrededor de los que le temen y los defiende”. Tenemos palabras de Jesucristo también que nos dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Esta experiencia la experimentó David en varios de sus momentos más difíciles y emocionantes de la vida, tales como cuando experimentó la persecución tenaz y obstinada de Saúl para quitarle, sin motivos, la vid. En el libro primero de Samuel cap. 24 y en el v. 26 se narran dos incidentes en los cuales, se puede apreciar la actuación de Dios a favor de sus hijos para ayudarlos y defenderlos de manos de sus enemigos. Saúl perseguía a David. Todo un ejército movilizado para ir detrás de un sim­ple joven con unos pocos hombres solo por el hecho de que Saúl sabía que Dios había elegido a David para ser el futuro rey de Israel. Desde el punto de vista humano a David le era imposible escapar de la tenaz e implacable persecución de Saúl, pero Dios, que tiene control y dominio de las situaciones más difíciles por las cuales puede atravesar uno de sus hijos hizo que en dos oca­siones seguidas Saúl cayera en mismas en manos de David. Prime­ro al meterse en una cueva sin salida y en la otra ocasión Dios hizo que el cansancio venciera a Saúl y a sus hombres quedando estos dormidos y colocándolos nuevamente a merced de David y sus pocos hombres.

Dos ocasiones justas para comprobarle a Saúl que él no era su enemigo ni quería hacerle daño, para demostrar­le que no había razón alguna para que desplegara tal persecución contra él. Solo Dios es capaz de cambiar las cosas y colocar to­do a favor de sus hijos, porque él los defiende y sale en su ayuda. Esta experiencia de David fue la que lo inspiró a escribir el salmo 54, el cual nos da las pautas a seguir en medio de los momentos más difíciles de nuestra vida; estas pautas son:

1ro. Una oración dirigida hacia Dios, su defensor. La oración. Cuanto se ha hablado de la oración como medio para comunicarnos con Dios, pero cuanto poco uso se hace de ella para obtener lo que necesitamos de Dios. El Diablo sabe que la oración cambia todas las cosas. Satanás sabe que la victoria del creyente vine sobre las rodillas dobladas y cuanto obstáculo él pone a la oración para que el creyente ore a su Dios. Usted tiene que detectar las formas habituales que utiliza el enemigo de su alma para impedir que usted ore y es usted mismo el llamado a resolver la situación. Jesús dijo: "Cuando ores, entra en tu pieza, y ora en secreto a tu padre y tu Padre que te ve en secreto te recompensará en publico". Y efectiva­mente, usted entra en su pieza y no hace más que comenzar a orar y he aquí que tocan a la puerta y es allá donde usted tiene que interrumpir para atender al que tocó. Entró de nuevo, comienza a buscar nuevamente su comunión con Dios, y es en ese momento en que su hijo, jugando se cayó, se dio el golpe, oyó los gritos y vuelve a salir de la pieza para ver lo que le pasó. Y de esta forma podríamos poner muchos ejemplos que utiliza Satanás para interrumpir la oración. Pero es usted el que tiene que bus­car la hora precisa para orar. Quizás sea de madrugada, a la ora de la siesta, no sé, pero es necesario orar y no desmayar. David nos lo enseña en los tres primeros versículos de este Salmo.



2do. David nos enseña la necesidad de una convicción firme de parte del creyente que es de Dios y no del hombre que viene la ayuda: En v. 4 el nos dice con gran convic­ción: "He aquí, Dios es el que me ayuda el señor esta con los que sostienen mi vida, y añade: “El devolverá el mal a mis ene­migos, córtalos por tu verdad". Cuando usted está convencido que Dios no, es un ente de carácter impersonal, sino que es una persona espiritual, omnipotente, omnipresente y omnisciente y sobre todo, amorosa, usted no se va a ver retenido para acudir con convicción a su ayuda. El no desampara a los que en él con­fían. Cuando usted está convencido que Dios no es una estatua de bronce, de yeso, de oro o de cualquier otro material inanimado, inmóvil, e impotente, sino que es el Dios personal y espiritual que busca adoradores espirituales, entonces usted se podrá allegarse a él con confianza y convic­ción de que el le va a oír y va a salir en su defensa. Podrá entonces decir como David: "Dios es el que me ayuda. Dios está con los que sostienen mi vida".

3ro. David, en los vse 6 y 7 da un tercer paso y es alabar a Dios, porque le permite ver con sus propios ojos el pago que Dios da a los impíos, mientras el justo sale adelan­te. Esta es una alabanza que tiene sus características, tam­bién ella es de carácter voluntaria: E1 dice:"Voluntariamente sacrificaré a ti y alabaré tu nombre". David alababa a Dios por Su bondad y por la liberación que Dios le había dado. Una vida de continua alabanza a Dios es una vida victoriosa, porque la alabanza trae bendición espiri­tual, es manifestación de la confianza en Dios y la que li­bra de toda angustia. vse 6 y 7
En esta tarde hermano que me escuchas, quiero alentarte con estas palabras reiterándote que Dios defiende y está a favor de sus hijos Ora, confía y alábale.


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