Es interesante hacer un análisis de las diferentes rebeliones ocurridas en el trayecto del desierto, puesto que estas tuvieron causas y efectos muy similares a las que se producen aún dentro del pueblo de Dios en la actualidad. La rebelión fue, básicamente, contra Dios, pero se manifestó en diferentes sentidos o áreas, entre los cuales se puede observar el dela rebelión contra la autoridad delegada de Dios.
Las rebeliones de Tabera y Kibrot-hataava: Cap. 11.- Estas tuvieron un origen común: la insatisfacción del pueblo en relación al alimento que estaban recibiendo. En vez de orar a Dios para que variara la dieta, comenzaron a murmurar y a extender su conjura contra Moisés. Algo muy interesante en estas dos rebeliones es que fueron provocadas, especialmente, por aquellos extranjeros que habiendo salido Egipto, se sumaron a las filas de Israel, pero nunca se convirtieron verdaderamente a Dios. Estaban dentro del pueblo, pero no formaban parte de él, en el sentido espiritual. “Como los mundanos en la Iglesia -Dice Hoff- los extranjeros todavía codiciaban las cosas de Egipto, porque su corazón estaba allí”. Les pareció insulsa y poco apetitosa la provisión de Maná y comenzaron a pensar en los alimentos de Egipto, cuando Dios, rico y generoso, podía darle mucho mas de lo que ellos comían en Egipto, con solo rogarle humildemente. En cada uno de los casos, Dios envió juicio contra los rebeldes.
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