Hay dos tipos de libertad: libertad espiritual y libertad física, de igual formas hay presos libres y libres presos. La libertad física depende, en gran medida, de la libertad espiritual y la libertad espiritual depende de Jesucristo, quien está constituido en el libertador del hombre.
No creas que todos aquellos que están en la calle están libres. Antes de tu estar recluido estabas en la calle, pero no estabas libre., estaba preso y esclavizado por el pecado.
Escucha lo que el apóstol Pablo dice en Romanos cap. 6:16 : “No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquél a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia”.
Fue precisamente tu pecado y a causa de la ignorancia de la voluntad de Dios, lo que te indujo a infringir las leyes, que implicó tu estado actual; sin embargo, allí, en las circunstancia en que te encuentras donde tu estás, limitado por cuatro paredes, sin embargo, alguien te llevó el mensaje libertador de Jesucristo, abriste el corazón a Jesús, experimentaste perdón de pecados, salvación del alma, liberación de la maldad, libertad de los vicios, de tal forma que, mientras que muchos en la calle están presos y esclavos de su propio pecado, sin embargo, tu, aunque recluido, estás libre, verdaderamente libre en la libertad con Cristo te hizo libre.
¿Es que acaso, hermano, no sientes paz en tu corazón?. Sé que la sientes. Esa paz viene de arriba, del cielo. ¿Es que acaso no te sientes feliz a pesar de tus cadenas?. Sé que te sientes feliz, porque esa felicidad viene del cielo, y producto de la morada de Jesucristo en tu vida. Quiero decirte que, en esa condición en que tu te encuentras, hubo hombres de Dios, que antes que tú, la sufrieron. El gran apóstol San Pablo, tuvo la triste experiencia de estar preso. En su caso, por predicar la palabra de Dios, la cual estaba prohibida en aquél tiempo. Preso en condiciones peores que las tuyas.
Estando en la ciudad de Filipos, predicando la Palabra de Dios, él y su compañero fueron perseguidos y azotados. Escucha lo que dice la Biblia : “Los magistrados, rasgándoles las ropas, los echaron a la cárcel mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual recibió este mandato y los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo”. En estas condiciones tan difíciles, Pablo, con su compañero Silas, dice la Palabra que: “…a media noche, ORANDO PABLO Y SILAS, CANTABAN HIMNOS AL DIOS, y los presos los oían”.
Ni el calabozo, ni los cepos, nada podía quitar el gozo y la paz que había en sus corazones, porque aunque estaban presos por fuera, por dentro se sentían libres. Tenían al Cristo del la libertad en sus corazones. De tal forma que sus compañeros de la prisión, que los oían cantar no entendían como era posible lo que veían y oían. A consecuencia de esta actitud, Dios les dio la libertad y el carcelero que los cuidaba se convirtió a Cristo junto con toda su familia.
Pedro, Santiago y hasta el mismo Señor Jesucristo tuvieron la experiencia que tienes tú. Muy especialmente, el mismo Señor Jesucristo tuvieron la misma experiencia que tienes tú, y muy especialmente, Jesucristo experimentó en grado sumo cosas peores, por lo que él, en estos momentos entiende y comprende tu situación. Pero es necesario, para que se produzca tu liberación física, que le seas fiel a Dios ahí, donde tú estás..
Dios quiere utilizarte y hacerte un instrumento en sus manos, entretanto, para que le testifiques a tus compañeros que todavía están doblemente presos y les digas que hay uno, llamado Jesucristo que te libertó a ti del pecado y la maldad y que libertará a todo aquél que sea capaz de abrirle las puertas de su corazón y que es capaz también de abrir las puertas del reclusorio donde estás, el día menos pensado. De esta forma, tu libertad será completa: libre espiritualmente y libre físicamente para comenzar una vida nueva para testimonio de tu familia y amistades.
Amado hermano recluido: ten ánimo, busca a Dios. Quiero decirte que acá afuera hay una Iglesia que “se acuerda de los presos” y ora por ustedes. Y tu, amigo que me escuchas. Tu que has oído el mensaje del evangelio muchas veces y todavía no abras tu corazón a Jesucristo, yo te animo, te exhorto a que en estos momentos te decidas por Cristo y podrás testificar con el salmista que dijo: “Andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”.
Decirte que hay un Dios en el cielo que al escribir su Palabra no se olvido de ti y que hay un sin número de promesas a favor tuyo, que si eres capaz de de creerlas y hacerlas tuyas con toda seguridad has de experimentar en lo profundo de tu ser, una paz, una tranquilidad , una confianza y una esperanza tan viva en tu corazón que se constituirán en fuerza interma para sobrellevar la situación hasta el momento de tu liberación. SÍ tienes tu Biblia a mano puedes abrirla en el capítulo 61:1 y lee conmigo detenidamente este versículo que dice: "El Espíritu de Jehová el Señor es sobre mi, parque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón a publicar, libertad a los cautivos y libertad a los presos apertura de cárcel”.
Esta hermosa promesa de parte de Dios va dirigida a ti, alude de una forma profética, pero directa a aquél que el medio a través del cual tu liberaron se haría una realidad. Te invito a buscar nuevamente en tu Biblia en el Evangelio según San Lucas 4:18-21 y te darás cuenta que Jesús, estando en una sinagoga judía, se pone en pie y
toma en sus manos el Libro del profeta Isaías y leyendo estas mismas palabras dice: “Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros”.Esta verdad fue ratificada por Jesús en varias ocasiones y muy especialmente a aquellos que habían creído en él les dice: “Si vosotros permanecéis en mis palabras, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Ahora bien, cuando Cristo habla de libertad esta haciendo alusión doble a la libertad. Cristo nos habla, tanto de libertad espiritual como de libertad física, sin embargo, es necesario que tú, hermano y amigo que me escuchas en ese centro de internación que hay un principio bíblico y espiritual que dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y las de mas cosas vendrán por añadidura”
Juan 8:31-36:
Muy buenas tardes estimados amigos y hermanos en la fe de Nuestro Señor Jesucristo. En esta media hora nos place profundamente comunicar con ustedes y hacer de esta radio el punto de contacto entre usted y nosotros. Quisiera en esta tarde llamar mi atención a un sector de la población que quizás pase inadvertido a la vista de muchos y no se piense en ellos en muchas ocasiones. Me refiero a ese sector de la sociedad que por diferentes causas han "tenido la desdicha de haber perdido su libertad física y en estos momentos están internos en un centro de reclusión con privación de libertad más o menos larga. Al dirigirme a ti amigo o hermano que estas en esta condición, bajo ninguna circunstancia quiero constituirme en Juez tuyo, tampoco mis palabras dirigidas a ti tienen un espíritu de recriminación por tu actitud o tu actuar. El propósito fundamental para dirigirme a ti es, en primer lugar, para decirte que hay un Dios en el cielo que te ama a pesar de las circunstancias adversas que te hayan rodeado y que te ama aun allí en ese lugar limitado en que te encuentras.
Muy buenas tardes estimados amigos y hermanos en la fe de Nuestro Señor Jesucristo. En esta media hora nos place profundamente comunicar con ustedes y hacer de esta radio el punto de contacto entre usted y nosotros. Quisiera en esta tarde llamar mi atención a un sector de la población que quizás pase inadvertido a la vista de muchos y no se piense en ellos en muchas ocasiones. Me refiero a ese sector de la sociedad que por diferentes causas han "tenido la desdicha de haber perdido su libertad física y en estos momentos están internos en un centro de reclusión con privación de libertad más o menos larga. Al dirigirme a ti amigo o hermano que estas en esta condición, bajo ninguna circunstancia quiero constituirme en Juez tuyo, tampoco mis palabras dirigidas a ti tienen un espíritu de recriminación por tu actitud o tu actuar. El propósito fundamental para dirigirme a ti es, en primer lugar, para decirte que hay un Dios en el cielo que te ama a pesar de las circunstancias adversas que te hayan rodeado y que te ama aun allí en ese lugar limitado en que te encuentras.
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