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sábado, 22 de diciembre de 2012

LA MUERTE



La muerte resulta una incógnita para el hombre. Por regla general se alberga, en lo profundo del corazón cierto respeto. Para el hijo de Dios, la Biblia le ofrece un cuadro diferente y le hace ver que ella no es más que la puerta a la verdadera vida: la vida eterna.


Producto de que hay muchas opiniones diferentes, opuestas a la enseñanza bíblica es necesario que el creyente verdadero conozca cual es la naturaleza de este acto y a qué conduce.

a) Origen de la muerte. El hombre fue creado para vivir eternamente (Gén. 2-3). El hombre en su desobediencia se labró este mal que ha afectado a toda la raza humana. (Rom. 5:12). Hasta el día de hoy la muerte es un acto que todo ser humano tiene que afrontar, sin embargo Jesucristo sacó a la luz “la vida y la inmortalidad” (2 Ti. 1:10). Este hecho marca dos posiciones y dos caminos. La posición de hijos de Dios y el camino de vida y la posición de hijos de las tinieblas y el camino de perdición. (Mateo 7:13). Esta situación lleva a dos destinos lo cual vamos a estar considerando posteriormente.

b) Concepto bíblico de la palabra muerte.- En todas las formas en que la palabra muerte se utiliza en la Biblia, quiere decir “separación” y no “extinción del ser” como creen algunos:

1. Muerte física.- Esta implica la separación de la parte física (cuerpo) de la parte espiritual (alma y espíritu). (Vea Sant. 2:6; Ecl. 12:7; Hechos 7:57; Mat. 27:50, etc).

2. Muerte espiritual.- Esta implica la separación que existe entre el hombre y Dios a causa del pecado (Gén. 2:17 comp. con 3:24; Isa. 59:2; Efe. 2:1-5,12,13; Rom. 2:23). La muerte espiritual se produjo en el momento de la desobediencia, siendo ellos separados del árbol de la vida, de la comunión con Dios y del huerto del Edén. Todo esto, para que se cumpliera literalmente la sentencia de Dios: “el día que de él comieres de cierto moriréis”. Hasta el día de hoy, el hombre permanece “muerto en delitos y pecados” (Efe. 2:1-6)



3. Muertos a la ley.- (Gal. 2:19; Rom. 7:4) Separación, ninguna relación con la ley.


4. Muertos al mundo. (Gál. 6:14; Col 3:3) Separados y ninguna relación con el mundo.

5. Muertos al pecado.- (Rom. 6:2-11) Esta implica la separación que existe entre el creyente y el pecado. Dios imparte vida a nuestras almas “muertas en delitos y pecados”.Lo primero que Jesucristo hace es restaurar la vida que se perdió: VIDA ESPIRITUAL Y COMUNIÓN CON DIOS; después, como efecto de la vida que él nos da, imparte inmortalidad a nuestros cuerpos en virtud de su resurrección. LA VIDA es para el alma, LA INMORTALIDAD, es para el cuerpo.

6. La segunda muerte. Esta implica la SEPARACIÓN ETERNA entre Dios y el hombre, permaneciendo éste en el lago de fuego separado de Dios por toda la eternidad. (Apocalipsis 20:13-14).

c) Frases que describen el acto de la muerte:

1) Se describe como un sueño (especialmente en el caso de los creyentes) a causa de
que el individuo pierde la conciencia de este mundo material (Juan 11:11-13; Deut. 31:16)
2) Se le describe como la “disolución de nuestra casa terrenal” (2 Cor. 5:1).
3) Se le describe como “dejar este tabernáculo” (2 Ped. 1:14)
4) Se le describe como “Dios pidiendo el alma” (Luc. 12:20)
5) Se le describe como ir a “reunirse con sus Padres” (Gén. 49:35)
6) Se describe como “ir por el camino por el cual no se vuelve” (Job. 16:22)
7) Se le describe como “descender al silencio” (Salmo 115:16)
8) Se le describe como “expirar” (Hechos 5:10)
9) Se le describe como tornarse al “polvo”. (Gén. 3:19)
10) Se le describe como “ser cortado”. (Job 14:2)
11) Se le describe como “una partida”. (Filp. 1:23)
12) Se describe como “entregar el espíritu” (Hech. 7:59; Luc. 23:46; Mat. 27:50; Juan 19:30)

d) Eliminación de la muerte. La muerte es el primer efecto o manifestación del pecado y es el último efecto del pecado del cual seremos salvos. (Rom. 5:12; 1 Cor. 15:26).

1. Por medio del Evangelio, “Jesucristo sacó a la luz la vida y la inmortalidad”. La inmortalidad es futura y se aplica al cuerpo. La inmortalidad del cuerpo será hecha una realidad en la resurrección de los muertos. (Rom. 2:7; 1 Cor. 15:53-54). La vida se imparte al espíritu en el momento que se cree y es de posesión presente. (Efe. 2:1 y 5)

2. ¿QUÉ HAY DESPUÉS DE LA MUERTE?

a) Conceptos erróneos:

1) La doctrina del purgatorio. Esta doctrina es sustentada por la Iglesia Católica Romana. Ellos sostienen que el creyente tiene que pasar por un proceso de purificación antes de entrar al cielo. Sin embargo esta doctrina atenta contra la eficacia del sacrificio de Cristo, y sobre todo que no está enseñada en la Biblia.
2) El espiritismo. Estos dicen que los vivos pueden comunicarse con los muertos por medio de lo que ellos llaman “médium” . Sin embargo la Biblia condena esta práctica. (Lev. 19:31; 20:6-7; Isa. 8:19). Esta práctica es pagana e inspirada por los demonios. Por regla general el espiritismo cree en “la reencarnación” o “trasmigración de las almas”.
3) La reencarnación. Esta filosofía religiosa cree, que el alma humana, en su proceso de perfección evolutiva va reencarnando en otros cuerpos después de la muerte física hasta llegar a través de las diferentes vidas al estado del “nirvana”, última etapa a la cual se llega a la perfección.
4) El sueño del alma. Esta idea es sustentada por algunas sectas religiosas los cuales enseñan que el alma duerme en un estado de inconciencia hasta el día de la resurrección.

c) Concepto bíblico. La Biblia nos enseña que el justo cuando muere “parte para estar con el Señor” (Luc. 23:43; Filp. 1:21.25). Este estado es descrito como “de descanso” (Apoc. 14:13), “de espera” (Apoc. 6:10), de actividad (Apoc. 7:15), “de amistad” (Apoc. 7:14). Este es un estado de espera hasta la segunda venida de Cristo. En el caso de los impíos, estos pasan a un estado intermedio y de confinamiento y espera, en el infierno hasta el Juicio Final. (Luc. 16:19-35).

Tanto los justos como los injustos permanecen en un estado intermedio de confinamiento transitorio. Cuando Jesucristo levante a su Iglesia los justos recibirán su recompensa final y entrarán en la eternidad con Cristo.(1Tes. 4:13-17; 2 Cor. 5;10). Los impíos también serán resucitados posteriormente para condenación eterna. (Apoc. 20:11-15).

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