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sábado, 1 de octubre de 2011

CEGUERA UN MAL QUE TIENE CURA


Mensaje Radial
Estimados amigos y hermanos en la fe de Jesucristo, cuanta alearía nos da el poder charlar con ustedes en es­tos momentos, pero charlar sobre asuntos espirituales, sobre la voluntad de Dios para tu vida, sobre las bendiciones que Dios tiene para ti si estás dispuesto o dispuesta a abrir sinceramente a Dios tu corazón. Es para ti, que lees, que está preparado con amor y oración este mensaje, por lo tanto te aconsejo que estés aten­to pues algo Dios quiere decirte en este día.

En el Evangelio de Mateo en el cap. 20 y vs. 29 al 34 se narra una historia conmo­vedora tanto por la situación de las personas que intervienen en el drama, como por las circunstancias que en ese momento le rodea­ron para que pudiera alcanzar el amor, la misericordia y la ayuda de Jesucristo. La historia trata de dos ciegos, hombres imposibilitados de tener el privilegio de poder, con la luz de sus ojos, contemplarla hermosura del paisaje, el color de las flores, el brillo del sol, el rostro de su esposa e hijos» La vista es uno de los órganos y sentidos más importantes que Dios le haya prodigado al hombre. Si alguien, en una oportunidad tuvo su vista y por alguna causa la perdió, mejor que nosotros puede hacer la diferencia entre la luz y las tinieblas, y experimentar un profundo sentimiento de sufrimiento por las limitaciones, a las cuales, en esos momentos, se ve confrontado.

Como es natural a una persona que le falte la vista, que de nacimiento carece de luz en sus ojos, le es imposible hacerse el concepto de lo bello, de los colores, le es imposible acceder al mundo que le rodea con la libertad de aquellos que gozan de su vista en perfectas condiciones. Bien, en estas condiciones estaban estos dos hombres que junto al camino esperaban que Jesús pasara por allí, por si acaso Él podía hacer algo por ellos.

Si usted lee bien el pasaje se dará cuenta de tres aspectos en esta historia:
Al primero podríamos titularle: UNA CONDICIÓN DEPRIMENTE, de los vs. 30 y parte del 31. Segundo: UN CLAMOR DESESPERADO. V. 31-33 y el tercero: UNA MANO EXTENDIDA, vs. 32 y 34.
¿Cuál es la naturaleza de la condición deprimente de estos hombres? Como hemos dicho: su ceguera, sus limitaciones, su estado de marginación en medio de una sociedad indiferente.

Se positi­vamente que ellos te causan compasión y sé que tu no quisieras estar como ellos tampoco. Pero quiero decirte que esa compasión que tu sientes en tu corazón por estas personas carentes de luz en sus ojos y sin concepto del mundo material que les rodea, es la misma compasión que Dios siente por ti por tu ceguera también.¿Por mi ceguera? dirás. SÍ, tu ceguera es peor que la ceguera de es­tos hombres, porque estás incapacitado para contemplar y apreciaron tu alma, muerta en delitos y pecados, la hermosura de la vida cristiana, te es imposible mirar en el mundo espiritual, te es imposible hacerte un concepto real del amor que Dios siente por ti; te es imposible entender el plan de salvación y el mensaje de la cruz, aunque quizás la lleves al cuello y por lo tanto es­tás imposibilitado de beneficiarte de todas las bendiciones que se derivan del sacrificio de Jesucristo para tu alma, y es esa ceguera que te caracteriza la que hace que camines a tientas en este mun­do que camines en la oscuridad de tus caminos sin entender que Jesús es la luz del mundo y el que le sigue no andará en tinieblas más tendrá la lumbre de la vida”. Si es deprimente la condición  de estos dos ciegos, tu condición es peor, porque de permanecer así lo único que te espera es cosechar las consecuencias de tu desprecio de la luz y de aquel que puede dártela.
Pero estos dos ciegos no fueron insensatos, fueron capaces de re­conocer su necesidad y se dirigieron correctamente hacia la direc­ción exacta: JESUCRISTO DE NAZARET. Fue entonces que se oyó UM CLAMOR DESESPERADO. Este clamor fue: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mi?.
Quiero llamarte la atención que ellos no estuvieron horas y horas repitiendo rezos ni oraciones para recibir la divina misericordia de Jesús. Ni tuvieron que hacer promesas ni sacrificios, ni procesiones, ni tuvieron que darle nada a Jesús. Solo un clamor, pero un clamor nacido de lo profundo del corazón, un clamor lleno de fe. Palabras cortas, pero con un contenido profundo de significado y reconocimientos.

TÚ podrás decir: yo no sé orar, ni aún me sé el Padre Nuestro. Es bueno qué sepas que la oración, más que palabras o repeticiones de rezos es una actitud del alma hacia Dios. Es la búsqueda del alma en satisfacer en Dios sus ansias espiritua­les. Un niño pequeño lo que hace es solo balbucear, pero su madre lo entiende, quizás sólo llora, pero sus padres interpretan su ge­mido. Dios, mas que palabras externas, a veces sin sentido, mira tu alma necesitada; Dios no entiende de palabras expresadas, Dios, entiende el lenguaje del corazón del alma humana aunque ésta en ocasiones no se sepa expresar. Estos hombres solo dijeron: ¡Señor Hijo de David, ten misericordia de nosotros! ?Pero cuál era el significado de esas palabras: En primer lugar ellos le llamaron: SEÑOR. Esta palabra SEÑOR ha perdido su significado en estos tiem­pos, ahora cualquiera es un SEÑOR. Pero en aquél tiempo y para es­tos dos ciegos SEÑOR era símbolo de autoridad, de divinidad. Ellos reconocieron con sus palabras que Jesús era divino, que era dueño y Señor de sus vidas y que tenía el derecho de hacer con ellos lo que Jesús quisiera. Ellos, sus siervos, Cristo, su Señor.

¿Yo te pregunto ?es Jesús tu Señor?. Tu me podrás decir: sí yo lo llamo Señor Jesús. Pero yo no me refiero a tus palabras, ya que te dije que Jesús ve sentimientos, actitudes internas del alma. Si él es SEÑOR de tu vida, ?haces su voluntad?, ¿andas de acuerdo a sus pre­ceptos?,?tiene él control y dominio de tu vida?.
Si tu haces lo que tu quieres, andas en tus caminos propios y vives tu propia vida, no le llames a Jesús SEÑOR de lo contrario oye las palabras de él que dice: "EST PUEBLO ME LLAMA SEÑOR, SEÑOR pero su corazón está lejos de mi". El primer paso para recibir luz es reconocer el Señorío de Cristo en tu vida y andar en su luz.

El otro título que aplicaron a Jesús fue:!HIJO DE DAVID! ?Sabes que significaban ellos con esa expresión: Con esa expresión reco­nocían su linaje real, la realidad de que estaban frente al Mesías, prometido por Dios a través de los profetas para la salvación de todo el mundo incluyéndote a ti. Reconocían que Jesús era rey y que ellos eran sus súbditos. Los súbditos hacen la voluntad de su rey. Les agrada hacer lo que su rey quiere, se enorgullecen de tener su rey, representan a su rey y su reinado donde quiera que vayan. Dan testimonio de que estás bajo la autoridad de ese rey. Es de suprema importancia el reconocimiento de Jesús como Rey. El es “Rey de reyes y Señor de Señores”.

¿Quizás estas palabras sean incomprensibles para ti» Es lógico, no conoces al Rey del universo a Jesucristo, “quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”, por lo tanto no puede él ser tu rey, el rey de tu vida, pero recuerda, Si Jesús no es tu rey, En el universo hay otro rey y ese es SATANAS. La Biblia dice que él es rey y príncipe de este mundo. Solo hay dos reinos el de Cristo y el del Diablo» No hay término medio, o perteneces uno o perteneces a otro. LA OPCION ES: O CRISTO O SATANÁS.
¿Quien tu quieres que reine en tu vida?. ¡Cristo!, me dirás. Bueno, no pierdas el tiempo mirándole sus vidrieras si no le vas a comprar, vuélvete a él y encontrarás lo que tu necesitas.

El clamor de ellos produjo: UNA MANO EXTENDIDA. Una mano misericordiosa,
la de Jesús; ellos le dijeron: “Ten misericordia de nosotros”.
La misericordia es uno de los atributos hermosos de Dios y Cristo:
Como Dios que es puede ejercer, en toda su plenitud, su misericordia
al desvalido, necesitado, angustiado y perdido: ¿Qué queréis que
os haga", dijo Jesús. “Señor que sean abiertos nuestros ojos”.
Enseguida Jesús extendió sus manos compasivas, tocó sus ojos
y enseguida recibieron la vista.

Jesús es misericordioso y es compasivo. El no demora, el actúa, el obra, el ayuda, el te recibe así como estás. Toma su mano, no la desprecies, quizás esta sea la ultima oportunidad que Dios te está dando para que experimentes su amor, misericordia y compasión. SU MANO SIGUE EXTENDIDA. Recíbele por la fe, experimenta su salvación en bendición, y haz como estos ciegos hicxieron: ¡Le siguieron!. Ssigue a Jesús, él es el camino, no hay otro.



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